La semana pasada Fernando Belasteguín declaró al diario As que en un hipotético partido de pádel entre él y Juan Martín Díaz contra Federer y Nadal el resultado sería de 6 a 0 a su favor.
Antes de nada aclarar que el periodista Chema Bermejo le hizo pagar la novatada a Belasteguín. La falta de experiencia a la hora de tratar con estos medios (los jugadores de pádel están acostumbrados a conceder entrevistas a medios menos profesionalizados) permitió al periodista hacer un titular con media frase, obviando la segunda donde el Bela decía que a tenis la derrota por 6 a 0 sería todavía más humillante.
Pero vayamos al fondo de la cuestión: cuál es la diferencia entre dos cracks de pádel y de tenis jugando a ambos deportes. Y más importante aun, reflejaría esa diferencia la dificultad objetiva de los deportes en cuestión.
Ahí va mi opinión. Acerca de la primera evidentemente la diferencia jugando al pádel sería infinitamente menor que jugando al tenis. Es más, después de dos años entrenando cada pareja al otro deporte las fuerzas se igualarían bastante en pádel (diríamos que habría partido aunque la victoria sería para Belasteguín – Díaz) y la diferencia en tenis sería exactamente la misma; o sea Nadal y Federer seguirían derrotando a los padelistas por 6 a 0 sin ninguna dificultad.
Pero y la segunda pregunta. Significa el párrafo anterior que el pádel es un deporte menor donde sólo triunfan tenistas frustrados? Supongamos que cambiamos de deporte y comparamos a Belasteguín-Díaz contra Usaín Bolt y Asafa Powel. Al pádel la diferencia sería abismal, los velocistas no devolverían ni una pelota. En cambio en una carrera de 100 metros la diferencia sería de, por ejemplo, 3 segundos. Es decir, sólo un 30% más lentos. Querría eso decir que la velocidad es un deporte menor y Usaín Bolt es un deportista mediocre. Ni mucho menos.
Ahora bien, si la comparación la hiciéramos con un deporte técnico como la gimnasia deportiva o el salto con pértiga Belasteguín y Díaz harían un ridículo histórico. E incluso después de años entrenando serían incapaces, ellos y cualesquiera otros deportistas de, por ejemplo, saltar cualquier altura con la pértiga o hacer un ejercicio básico en anillas.
Mi conclusión es que la diferencia entre deportistas compitiendo en especialidades que no son las suyas no refleja la dificultad objetiva de cada deporte. La comparación no es tan fácil y directa como parece a simple vista.
Tema para la opinión y el debate sin duda…
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