SELECCIÓN DE MENORES.

La segunda parte de la semana pasada la dediqué a capitanear a la selección catalana de menores en la disputa del Campeonato de España por Autonomías.
Para la mayoría de jugadores los torneos por equipos son los mejores. El espíritu de equipo, el compartir objetivos con varios compañeros y las múltiples situaciones divertidas hacen de esos campeonatos los más atractivos. Y, aunque podáis considerarlo extraño, a los que más les pasa es a los profesionales.
Pero con los niños es especial, y si hablamos de representar a tu comunidad, todavía más.
Llevo siendo seleccionador desde que Cataluña participa en el campeonato. Cada año la organización del viaje, la elaboración del listado de seleccionados, la ropa, el hotel, el viaje y muchas otras cosas te hacen replantear si, a mi edad, debes empezar a dar paso a otros con más energía.
Pero los niños te aúpan, te transmiten una fuerza y unas ganas de vivir que puede con todo. Esa sinceridad con la que viven sus primeras experiencias deportivas de alta competición, esas miradas de complicidad, esa petición explícita o implícita de ayuda en momentos de máxima tensión. Es realmente mágico. Y además sabes que, como a mi cuando era pequeño, esas experiencias quedarán grabadas en su retina de por vida.
Y ellos sólo te piden una cosa a cambio, que seas noble, franco y los trates a todos por igual. Sencillo si te los quieres a todos como es mi caso.
Y cuando al cabo de los años te cruzas con alguno de ellos, ya acabada la carrera, y te recuerdan los momentos vividos años atrás, te das cuenta de lo importante que fue para ellos.
No quiero, ni puedo porque es una promesa, finalizar el artículo sin mencionar y felicitar a todo mi equipo. A Marina, Lorea, Ariadna, Ariana, Anna, Eva, Mireia, Laia, Nicole, Guille, Marc (Príncipe), Lluís (Mítico), Marc, Joe, Guillem, Eric, Juanito y Marc. Y como no también al resto del cuerpo técnico, Mateo y Marcela.
Ni olvidarme del detalle de la selección andaluza que nos hizo el pasillo al recibír el trofeo. Muchas gracias.