domingo, 25 de noviembre de 2012

PADEL, PADRES Y MENORES por Javier Casadesus.



Abandonaremos hoy los temas candentes de la actualidad. El Mundial como escenario de batalla por el poder de la FIP (Federación Internacional de Pádel), y el último Master PPT y las negociaciones que están llevando a cabo jugadores y empresa (muy divertidas por cierto y que todos esperamos que lleguen a buen puerto).
Cuál es la motivación del artículo de hoy? Intentar dar una pautas de cuál debe ser el comportamiento de los padres para obtener el máximo bienestar y rendimiento deportivo de sus hijos. Objetivo ambicioso y además adentrándome en el terreno de los consejos, lo cual nunca me ha gustado demasiado.
El problema, para citarlo rápidamente y poder centrar el tema, es que algunos padres pretenden vivir a través de sus hijos una vida deportiva que nunca tuvieron.
Esa manera distorsionada de vivir la experiencia deportiva de sus hijos les provoca una ansiedad que inevitablemente trasladan a sus hijos. Quizás piensan que los niños no lo notan, y seguro que no ven el sufrimiento que esta situación les acarrea.
Y no hay que confundir esta situación con la exigencia. Hay padres muy exigentes con sus hijos pero sin esa ansiedad provocada por la búsqueda ineludible del éxito. En este caso no suelen darse tantas situaciones de frustración.
Belasteguines, o Nadales o Messis son las excepciones en el deporte. Este debe ser concebido como una actividad que por una parte nos mantiene el cuerpo y la mente sana y nos reporta grandes dosis de felicidad y diversión. Y si llega algo más, eso sí después de mucho esfuerzo, bienvenido sea.
Mi recomendación para cualquier padre, si tiene como objetivo el anteriormente mencionado y no quieren arriesgarse a que su hijo abandone el deporte en cuanto se atreva a cuestionar las decisiones maternas o paternas, es que actúen como suelen hacer en el colegio, es decir, confiar en los profesionales para dirigir la evolución deportiva de los niños. Eso sí, al igual que en colegio, es importante elegir un buen entrenador y hacer un seguimiento y control de las actividades que marca el profesional.
El niño tiene que saber y reconocer a los padres como un soporte, figuras que le apoyan y le enseñan, y que también exigen, pero que a la vez comprenden y acompañan.
Afortunadamente estos casos, o por lo menos los más extremos, no suelen darse demasiado en nuestro deporte. Pero hemos de ir con cuidado. No hay nada peor que ver a un niño sufrir debido a la presión que le ejercen los que deberían ser sus máximos sustentos.
Pd. Artículo dedicado a mi amigo Fernando Belasteguín. Seguro que te recuperas pronto y vuelves a competir como antes.

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